Hoy he ido a comer a un Restaurante de Menú en cuya mesa de enfrente a la mía había sentadas dos chicas mas o menos de mi edad (venti catorce o así) bastante monas.
Aunque entre mis aficiones no está la de escuchar conversaciones ajenas, cuando estás comiendo solo, es natural que captes retazos de las que te rodean.
¿Os podeis creer que he estado sentado a la mesa cincuenta minutos y que toda la conversación ha girado en torno al corte de pelo de una de ellas?.
Ya no quedan Elfas como las de antes, que dejaban que el viento moldease sus cabellos y hablaban de las artes y la cultura.
miércoles, 6 de junio de 2007
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